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Archive for the ‘Cine’ Category

¡Emigro a Amusement!

17/05/2012 Deja un comentario

Después de varios meses de parón, vuelvo con fuerzas renovadas, pero esta vez en Amusement. Allí publicaré mis críticas, además de noticias sobre cine y televisión. La página es un magazine online sobre música, cine, moda y más tendencias.

Categorías: Cine, Cultura digital, Música

The thin red line – Terrence Malick [1998]

06/07/2011 2 comentarios

La orden de morir, acuñada por el hombre como la extensión máxima de su poder, yace tranquilamente sobre un cúmulo de complejidades absurdas, órdenes de sentido debidamente colocados para poder vestir el horror con colores más alegres. Pretende acelerar el curso de la naturaleza en pos de un ideal a elegir.

Delante, el extraño, desdefinido, invisibilizado, expone la contraoferta. Aceptarla es morir como víctima. El rechazo, por su parte, dibuja al héroe. Un nuevo par de categorías bien avenidas gracias al curso de la guerra. En la trinchera cultural, el malentendido que marca la distancia también ofrece su propia dicotomía, la del conflicto y la comprensión, aunque ésta última sólo se detecta en los gestos y no en las balas.

Como una procesión de aire kafkiano, los dos contendientes parecen avanzar, pero nos engañan. Nos engañan la experiencia y la historia al imponer inconcientemente otra dualidad, quizá la más básica, el ego y el alter. Porque entre los soldados norteamericanos que luchan por la colina están también Witt y Welsh, quienes demuestran el poder del individuo en «un mundo en que un solo hombre no es capaz de hacer nada». Ambos desmembran la abstracción de los dos bloques (los buenos y los malos) e iluminan las circunstancias.

De la misma manera están el resto de soldados, Bell, Staros, Fife… susceptibles de reconocer la impostura de la orden, de reponer la primera persona para luego acoger a la tercera, para corregir el error de la dicotomía. Pero The thin red line es tanto un reconocimiento de la decisión individual como una resignación amarga y el final no es ninguna reconciliación, ninguna superación. La muerte no es ningún paso adelante.

¿Hay alguna fuerza vengativa en la naturaleza? ¿Hay dos, enfrentadas?

Pvt. Witt, The thin red line

En cuestiones menos abstractas, el cast de esta película es increible: Nick Nolte, Sean Penn, James Caviezel, John Cusack, Adrien Brody,… Las más de 2h y media asustan, sobretodo porque el inicio es algo lento, más poético que en cualquier otra película de guerra, pero merece la pena.

Mi análisis es oscuro, como siempre, pero mi amigo Víctor hizo un artículo sobre la película (en inglés) que sin duda puede ayudaros a entender el pensamiento que hay detrás.

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Baraka – Ron Fricke [1992]

14/06/2011 1 comentario

Como una película que pasa ante nuestros ojos antes de morir, Baraka bien podría ser el retrato final de la humanidad. Un lazo entre naturaleza y civilización que nos indicara nuestro sitio en el universo. Mediante la cuidada unión de música e imágenes, sin palabras, la cinta cuenta una historia con la que cualquiera puede identificarse y torturarse, pues la crítica al desarrollo sin límites de la sociedad moderna es clara.

Sin embargo y justamente por eso, Baraka no consigue trascender su propio formato. Construir una narración emotiva de la evolución darwiniana es efectivo, sobretodo porque es un argumento potente a favor del ecologismo cuando la civilización muestra su lado más cruel. Pero cae en el simplismo de poner entre paréntesis todo lo que existe gracias a la sociedad y a su artificialidad. Querer solucionar el mundo de un plumazo es encantador pero ingenuo, porque acaba por generalizar tanto que ignora problemas muy graves.

Aunque sí hay en Baraka un intento de hacerse eco de cuestiones sociales como la dominación de la mujer, el abismo entre ricos y pobres o el absurdo de la guerra. Pero al final remite al tema renacentista de la igualdad ante la muerte y, de alguna manera, se desentiende. De todas formas, desde el principio queda claro que éste no es el objetivo de la película, ya que tanto los planos como la música nos trasladan a una atmósfera mucho más trascendental y a la vez más inconcreta.

El resultado es un retrato que nos recuerda nuestro pequeño papel en el cosmos pero que, sin querer restar mérito a la complejidad que ha alcanzado el ser humano, no acaba de convencer. Quizá porque su motivación no es ofrecer un argumento definido sino provocar un sentimiento a través de la exposición inocente de imágenes, un postulado propio del pure cinema con el que se identifica Fricke. Sin embargo, en estos casos es bueno recordar que en el cine, como en el periodismo, la inocencia y la objetividad son promesas difíciles de cumplir.

Baghead – Jay y Mark Duplass [2008]

30/05/2011 5 comentarios

«Hollywood nos ha convencido de que hacen falta $100 millones para hacer una obra de arte de calidad y eso es una afirmación estúpida»

Jett Garner,  Baghead

El sueño de muchos cineastas, artistas e incluso (de algunos) periodistas, captar la vida real. El santo grial del arte, una mezcla de espontaneidad y estupidez que suele conducir a una decepción porque no se parece a lo que habíamos imaginado. Esos cien millones de dólares made in Hollywood suelen servir para convertir la realidad en aquello que debería ser, una extraña versión del imperativo moral ilustrado.

Baghead se regocija en su presupuesto ultra bajo porque así puede permitirse el lujo de no ocultar las pifias y de dejar al aire los andamios. Como proyecto que pudo no ser independiente, quizá sea divertido imaginar en qué se hubiera convertido esta ácida celebración del cliché. Pero el guión exigía el cutrismo propio de la cámara de vídeo barata y la iluminación natural.


Cuatro actores buscan escribir el guión que los convertirá en estrellas

El ánimo de chiste y burla que respira toda la estructura, gracias al recurso, que ya se acerca a la cultura pop, de revisar los gestos narrativos, hace que el drama de la historia adquiera una dimensión añadida. Sin traicionar la humanidad de los personajes, los convierte en arquetipos dentro de arquetipos.

El resultado es que la película dentro de la película acaba sobrepasando al filme original. Los hermanos Duplass crean un monstruo de tres cabezas metanarrativas que satisface a mi criterio hipster, por su humor negro y su  ingenio.

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Püha Tõnu kiusamine (The Temptation of St. Tony) – Veiko Õunpuu [2010]

17/05/2011 Deja un comentario

El momento de la realización, cuando todas las piezas encajan,  surge un sentido que lo compromete todo, lo abraza como una neblina blanca, descolorida. De ella emana tanto la euforia como la desazón. Los primeros segundos de luz mantienen la inercia, una línea de flotación alta en la que no se puede pensar.  A esa altura se dibujan las cuerdas que nos atan a nuestro alrededor, que definen lo que somos y que nos regalan la normalidad.

Tony (Taavi Eelmaa) vivía en esa normalidad propia, la arrastraba consigo a cualquier lugar. Como director de fábrica, su posición está claramente establecida, está imprimida en el logo de su coche deportivo. Pero, desde la muerte de su padre, se da cuenta de que necesita girarse a mirarlo con frecuencia, para recordar quién es o quién debería ser.  El giro kafkiano a nosotros se nos presenta en su mirada atónita que, ya al principio, observa la muerte a su alrededor con indiferencia. Padres, trabajos, relaciones, todo ha perdido el sentido.

The Temptation of St. Tony es, tal como reza la cita del Inferno de Dante, un camino recto que acaba por encontrarse perdido.  Pero, como siempre, la gracia está en cómo se relata ese camino. Õunpuu decide alejarse de las estructuras narrativas más comunes para ir destruyendo lentamente la moral y la mística del éxito para poder mostrar la perversión. La estética, altamente simbólica, va dibujando la muerte con sus fases, sus momentos de éxtasis.

Pero la perdición resulta ser un simple desvío. La tentación diabólica, esa que amenazó la normalidad de San Antonio, su ascetismo, una desconexión del mundo muy similar a la del anarcoliberalismo, no consigue triunfar y el final se rebela miserablemente catártico, casi como un sarcasmo involuntario. El momento de la realización, cuando las piezas encajan, es el resultado de una narrativa tan condicionada que puede aguantar cualquier conjunto de prejuicios. Tony es tentado por la bondad del amor y la religión, pero consigue evitar el golpe y seguir adelante, entre esa neblina blanca, para seguir devorando al resto de la humanidad desde su coche deportivo.

Críticas:

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Source Code – Duncan Jones [2011]

09/05/2011 Deja un comentario

Nunca le hago ascos a una película difícil, al contrario, refuerza mi confianza y me hace parecer un poco más interesante. aunque en principio no entienda nada, siempre acaban por dejarme un resto en la memoria que me hace volver constantemente. Pero luego está ese género que no quiere parecerse a las series de investigación criminal, pero que acaba dejando el mismo sabor de boca.

Source code tiene algo, sí. Una historia emotiva maquillada con un gancho intelectualoide. La propia película decide no explicar nada porque no parece entenderlo lo suficiente para dejarlo claro: «algo de mecánica cuántica». No pasaría nada si la historia fuera original y estuviera bien llevada, pero la referencia inevitable a Groundhog Day y la falta de rumbo que crece durante toda la segunda mitad eclipsan un final bonito, pero poco más.

Manteniendo un equilibrio precario, Duncan Jones debe intentar superar su ópera prima, Moon, en la que sí disponía del espacio necesario para desarrollar al personaje principal. En este caso, Jake Gyllenhaal no sabe quien es y nosotros nos quedamos sin saberlo, aunque quizá unos minutos más de metraje habrían conseguido tapar los huecos de un personaje casi aleatorio, que a veces se rebela y a veces acepta lo que le dicen sin cuestionarlo.

En conclusión, considerando que posiblemente esté ignorado multitud de teorías sobre lo que significa o deja de significar el código fuente (en Matrix, quedaba claro, ¿por qué aquí no?), la película me dejó frío, tanto por la historia como por los pequeños detalles: ¿era necesaria esa defensa de la guerra contra el terror?

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Synecdoche, New York – Charlie Kaufman [2008]

02/05/2011 Deja un comentario

La máxima honestidad, representar la realidad tal como es, despachar la complejidad con un sencillo gesto: no hay discurso. La obsesión de Caden está más allá del resto, las anula con un argumento que, aun sabiendo que no tiene apoyo alguno, no deja de ser tan devastador como para silenciarlo todo. La muerte como medida de todas las cosas, como lo absolutamente contrario a la acción, define. Obliga al temeroso a replicar, a producir de manera constante.

El síndrome de Cotard, elegantemente disfrazado de apellido, empuja al protagonista a seguir ese deseo de inmortalidad, de una manera que place a los demiurgos. La re-creación de una parte de la existencia, ad infinitum, como una ofrenda a ese todo. Ese intento de captar el instante al volverlo a poner en escena, una y otra vez, sabiéndose responsable de un bucle.

En el centro: Hazel (Samanta Morton) y Caden (Phillip Seymour Hoffman), rodeados de los actores de la obra.

Pero la representación no es una realidad paralela de dos dimensiones, sino que se revuelve y fuerza el cambio, un cambio que fuerza otro, como una cadena inacabable que acerca a Caden a la tumba mientras, aunque él no se de cuenta, sigue vivo. Porque él dirige su obra pero no es más que otro personaje. Synecdoche, New York es, en este sentido, también una infinitud de películas, una suerte de mezcla entre el montaje de Kaufman y los montajes de Cotard. Una reflexión sobre la memoria,  la representación del tiempo, y la narratividad de algo que empieza siendo un ego pero que se descubre  multiplicado dentro de sí mismo.

Sin duda un salto en la producción de Kaufman, al menos en complejidad y seriedad.  Si bien es cierto que toda la paranoya de esta película está anunciada en el resto de sus guiones, aquí decide llevar esa metanarrativa al máximo. Sería interesante ver cómo la hubiera dirigido Spike Jonze, quien rechazó el proyecto para poder trabajar en Where the wild things are. Aun así, como pasó en Adaptation, está claro que el cine gana cada vez que Kaufman tiene que plantearse su arte.

Palindromes – Todd Solondz [2004]

05/04/2011 Deja un comentario

«Quiero tener muchos bebés, porque así siempre tendré alguien a quien querer» Aviva, Palindromes

Emociones que llevan a la militancia más fundamentalista, que encierran el debate en marcos comunitarios y obvian el personalismo inherente a la cuestión. Motivos de segunda mano, decorados con purpurina. No soy quién para pedirle discursos elaborados a un niño, pero suelen ser sintomáticos de algo más general.

Con apenas 13 años, Aviva ya sabe que quiere ser madre, y cuanto más mejor. La estadística nos ha enseñado que la maternidad, además de una experiencia importantísima en la vida de la mujer, también es natalidad y que, por tanto, puede ser cuantificada. Pero la ciencia se pretende neutra; es decir que el valor añadido, lo emotivo y humano del asunto, es una cuestión cultural que sin embargo ha sido pasada por el tamiz de la economía. El caso de Aviva recuerda a los anuncios de muñecas en los que normalmente niñas de 5 o 6 años fingen ser madres. Por eso, cuantos más muñequitos mejor. Aunque quizá el análisis sea exagerado, no deja de ser escalofriante. Pero para Joyce, la madre de Aviva, es precioso.

Esa es la especialidad de Todd Solondz, convertir lo cotidiano en grotesco o, por utilizar un tópico ilustrativo, levantar la alfombra. No sólo se trata de presentar las incoherencias, se trata de exagerarlas hasta que resulten efectivas.  ¿Quieres maternidad? Hablemos de aborto, de violaciones y de pedofilia. Situemos las preguntas en contextos extremos, pero reales. De esta manera saltan los prejuicios e instalan un estado de emergencia. Lo enterrado, lo supuesto, se hace visible y el mundo adulto debe revolverse para esquivar el golpe, para matizar ese discurso de tienda de juguetes. Entonces se descubre ese infantilismo ornamentado debajo de la seriedad de la mayoría de edad.

El palíndromo se forma cuando la curva se cierra y seguir adelante contiene el riesgo de no poder girar. Solondz salta al otro extremo, a la  justificación absoluta, a la red de protección de la existencia: la fe de Mama y Ed Sunshine. Huyendo de la hipocresía ante el sexo y la muerte, Aviva encuentra el paraíso, hasta que descubre las puertas que la dejan fuera. Entonces ya no es Aviva, es una puta.

Pero Aviva nunca es Aviva. Ella es siempre para alguien. Ella es para Dawn, para Judah, para Henry, para Henrietta, para Huckleberry, para Mama Sunshine, para Bob y para Mark.  Siempre diferente, siempre sometida a la mirada del otro y a la mirada de sí misma. Interpretada por siete actrices y un actor, es un palíndromo que surge por accidente, pero que para Mark está prediseñado. No obstante, lo que puede servir para describir esa sensación ambigua respecto al número Pi, falla al convertir la identidad de una persona en una sentencia, en algo estable. Como queriendo rescatar al demiurgo para que repase las líneas desdibujadas, para que vuelva a levantar las definiciones que el pensamiento occidental tardó más de dos mil años en romper.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, las "caras" de Aviva: Emani Sledge, Valerie Shusterov, Hannah Freiman, Rachel Corr, Will Denton, Sharon Wilkins, Shayne Levine y Jennifer Jason Leigh

 

Palindromes – IMDB

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Inside Job – Charles Ferguson [2010]

27/03/2011 Deja un comentario

Poster promocional

Mis amigos tienen suerte. Cuando les digo que el mundo como tal sólo es el resultado de unas fronteras sociales que en el fondo son arbitrarias, no me hacen caso. Y hacen bien. Al fin y al cabo no les reportaría mucho, tan sólo un dolor de cabeza similar al que sobreviene después de escuchar muchas veces la misma palabra: la combinación de letras es absurda, no significa nada por sí misma. En este sentido siempre he sido un poco libertario: vive y deja vivir.

Los amigos de J.P.Morgan, Richard Fuld (Lehmann Brothers),  Lloyd Blankfein (Goldman Sachs), Angelo Mozilo (Countrywide) o Henry Paulson (Secretario del Tesoro de USA) también tienen suerte. Mucho antes que nosotros, compradores de software barato en grandes superficies, ellos gozan de una realidad virtual tan avanzada que ofrece beneficios materiales. Un «juego» que satisface sus impulsos, su personalidad agresiva, con miles de planos interrelacionados en los que literalmente viven personas reales. Todo queda traducido a un lenguaje incomprensible, elitista, que han creado ellos mismos para sus amigos: subprime, derivativos, CDOs,… Sancionado además por agencias de rating con enormes conflictos de intereses (el caso de AIG asusta).

La respuesta podría ser la típica: no hay problema, en un par de años llegará al resto de los mortales, como pasó con Internet o el GPS. Y sí, llegó, en forma de una de las mayores crisis económicas de la historia, que, por cierto, ya tiene nombre y fecha de caducidad:  late-2000s financial crisis. Los resultados son tan tangibles que permiten replantear el constructivismo y convertirlo en la teoría vigente.

Más allá de señalar a los culpables, los mencionados más arriba son sólo nombres «visibles», posiblemente acusados por otros que quieren manetenerse en la sombra, cabe preguntarse cómo una herramienta administrativa se ha convertido en el centro de nuestro universo. Sin querer sonar pedante, recurrir al griego antiguo a veces facilita las cosas. Economía proviene de oikos (οίκος) y nomos (νόμος), que significan hogar y ley, y se aplicaba a todas las actividades para mantener el hogar, el dinero como tal era algo complementario. Supongo que todo tiene que ver con la manera en la que nos relacionamos, pero no tengo ganas de establecer causas así que eso os lo dejaré a vosotros (si queréis comentar algo).

Lo que sí me parece curioso del documental en sí, es que la mayor respuesta que tiene contra estos señores es considerar que tienen una ludopatía aguda. Incluso entrevistan a un terapeuta especializado y a una madame para explicar que todo esto sólo se basa en la adrenalina,  cocaína y prostitutas. No deja de parecer un berrinche de crío ante una guerra nuclear, melodiosamente narrado por Matt Damon y sustentado en decenas de voces diferentes. Sin duda sirve para entender todo el universo de definiciones amañadas en el que nos han metido, pero le falta algo.

Submarino – Thomas Vinterberg [2010]

20/03/2011 Deja un comentario

Lo que nos mueve hacia adelante es una tautología: la vida está para ser vivida. No hay vuelta de hoja, ¿no? Aun así, no seré yo el primero que destape las incoherencias, no es ese mi objetivo. Cada uno decide. Pero me suele gustar abrir horizontes, así que le dejaré la tarea a Vinterberg, que viene fuerte con su última película: Submarino.

Lo conocí en Festen y me encantó. La manera de enfocar esos huecos que hay en las relaciones familiares, ese aire rancio que se queda encerrado en el armario, era sublime. El hecho de que fuera una de las cintas Dogma le daban ese punto interesante a la historia. Luego «se convirtió en moda y murió», como dice él mismo. No he visto ninguna más, aunque no negaré que tengo ganas.

Con su última película vuelve a poner el ojo en ese ente tan cultural. Dos hermanos,  «separados durante la adolescencia por un hecho traumático», como reza la sinopsis, y de los que no volvemos a saber nada hasta que se enciende el mechero y han pasado treinta años. No se trata de un recurso original, pero a mi gusto le permite explicar la historia a gusto. Ahora Nick y su hermano menor, que no es nombrado en toda la película, son dos extraños, atados al mundo con diferentes nudos pero en una clara caída.

Mediante un tiempo no lineal nos sitúa en dos vidas muertas, mantenidas por esa tautología, que resulta tan poco convincente en contextos así, sustentados en la adicción y la inercia, valga la redundancia. El trauma y el cariño insuficiente los hace creerse inmunes a todo, envolviéndose en una capa de autosuficiencia, hasta que otro golpe les devuelve a la realidad: ellos no eligieron vivir, tampoco eligieron seguir viviendo.

Un final emotivo, no excesivamente catártico, devuelve al argumento al más despistado y quizá también a los dos hermanos (Jacob Cedergren y Peter Plaugborg, excelentes en el papel). «Saltar sobre un columpio», quién lo iba a decir.

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